Ante el avasallamiento que la tecnología representa en estos tiempos
modernos, el rescate de nuestras tradiciones en México, se hace cada vez más
difícil.
Es entendible que tenemos que adaptarnos a las circunstancias del
momento y que dado el dinamismo del universo, no se puede permanecer por
siempre en el mismo lugar o periodo de tiempo.
Suele suceder que quienes ahora somos padres, en muchas ocasiones
recordamos con nostalgia la forma y la manera de entretenernos cuando niños y
niñas y quisiéramos que nuestras hijas e hijos, hicieran lo mismo.
Pero, repito, en esta época es una tarea difícil.
Lo vemos ahora con las facilidades que tienen los niñ@s y j@venes para
utilizar la tecnología y que a muchos de nosotros no nos gustan del todo.
Quisiéramos, por ejemplo, que nuestros hijos jugaran al balero, al yoyo,
al trompo y a las canicas y las hijas a la matatena, a la Rueda de San Miguel, al
bebeleche, también conocido como avioncito o peregrina, etcétera, pero nos
derrotan las consolas de juegos, los teléfonos celulares, las tabletas y los demás
gadgets y todas esas herramientas de la tecnología moderna.
El tema viene a colación porque leí una nota informativa en un diario
que se edita en la ciudad de México en el que se da a conocer que se requieren
14 millones de pesos para terminar La Titería.
¿Qué es eso?
Una Casa de las Marionetas, una especie de teatro popular para presentar
espectáculo de títeres y que contempla un poco más de 2 centenares de butacas,
zona de ensayos, oficinas y talleres, allá en Coyoacán en la capital del país.
Sus promotores, buscan rescatar esta tradición ya perdida en las
penumbras del pasado.
En mi caso, fueron muy contadas las ocasiones en que tuve oportunidad de
ver un espectáculo de títeres y fue ya hasta la edad adulta que conocí de la existencia
de los títeres más famosos de México, los de la compañía de Rosete Aranda,
aunque lo curioso del caso es que dejaron de operar 3 años después de que este
emborronador de cuartillas vino al mundo, es decir en 1955.
“Las primeras noticias que se tienen de la dedicación titiritera del
núcleo familiar que más tarde dio cuerpo a los Rosete Aranda, se recogen en
Huamantla en la década de 1830 y se refiere a los Aranda, en concreto a cuatro
hermanos: Julián (el director de la compañía ambulante), Hermenegildo, María de
la Luz y Buenaventura "Venturita". Llegaron a alcanzar tal
popularidad que Benito Juárez, elegido presidente de la República mejicana en
ese periodo (1858) les invitó a montar su espectáculo en el Palacio
Presidencial. Debió ser entonces cuando la titiritera María de la Luz enamoró a
Antonio Rosete. De su matrimonio nacerían cinco hijos: Leandro, Adrián, María,
Felipe y Tomás, y una empresa fuerte: la dinastía de los Rosete Aranda”, según
Wikipedia.
En algunas escuelas públicas de diferentes estados del país, se ha
mantenido la tradición de montar espectáculos con títeres, pero cada vez son más
escasos y se sabe que hay un museo dedicado a estos curiosos personajes
inanimados, en Huamantla, allá en el estado de Tlaxcala.
A finales de enero próximo pasado, cuando Joan Manuel Serrat se presentó
en el Palacio de Bellas Artes, recordando los 45 años de la primera vez (1969),
habló sobre el titiritero, “aquel que de feria en feria, nos mostraba sus
sueños y sus misterios”
Finalmente, quiero recordar una anécdota sobre el tema, relacionada con
Vasilín Vasilón, (su nombre se escribe diferente pero así se le conoció aquí)
un titiritero proveniente de Bulgaria que llegó a La Paz a finales de los 90´s.
Cuando el asunto aquel de la renuncia de Raúl Conde, uno de Los Huizapoles a la titularidad de la
Dirección del hoy Instituto Sudcaliforniano de Cultura, se atrincheraron en sus
oficinas él y Vasilín Vasilón y dijo el búlgaro que de allí nadie, y menos el
entonces gobernador Leonel Cota, los sacaría.
Primero se envió a un par de elementos de la hoy Policía Ministerial a
pedirles las oficinas, pero Vasilín dijo que no entregarían la plaza. Luego
fueron 5 elementos y tampoco. “No nosh vaamosh a shalir”, dijo muy retador.
Pero cuando llegaron 20 policías, se brincó por la ventana y dijo:
¡Vamoonoooosh!” y creo que fue a dar hasta Bulgaria…
La lectura es vida, lo demás es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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