“Ver
las imágenes de hombres armados en algunas comunidades del estado de Guerrero
que actúan como si fueran policías, me hizo reflexionar.
Estoy
de acuerdo en que esa decisión, está fundamentada en el hartazgo de la gente de
esos pueblos ante tanta injusticia y ante la pasividad, muchas veces, de las
autoridades al combatir los delitos y ante el incremento de estos.
Que
con esa forma de actuar, se protegen ellos, sus familias y sus bienes, es
cierto.
Pero
no en este país, donde prevalece el Estado de derecho, portar armas de uso
exclusivo de las fuerzas armadas, es un delito.
Aquí
en Baja California Sur, hace algunos años, fue detenido un ranchero por portar
un viejo rifle, casi arcabuz, que el Ejército consideró era una arma prohibida.
La
mayoría de los que integran las llamadas brigadas comunitarias de autodefensa allá en el estado de Guerrero,
portan armas que, por ley, están prohibidas para los ciudadanos comunes y
corrientes.
El
gobernador de esa entidad, el perredista-panista-expriista y todas las demás
yerbas, Angel Heladio Aguirre Rivero, ha dicho que se justifican este tipo de
organizaciones y de acciones por la violencia que impera en aquella región del
país.
Eso
no es nuevo.
Guerrero
ha sido uno de los estados más violentos de la república mexicana.
Baste
recordar que allí se dio con gran fuerza la llamada guerra sucia de los 60´s
70´s luego de los movimientos guerrilleros que encabezaron, en su momento,
Lucio Cabañas y Genaro Rojas.
Las
motivaciones que tuvieron esos personajes para levantarse en armas, podrían ser
muy legítimas, pero nos dan una idea de que en Guerrero el virus de la
violencia ha estado incubado desde hace muchos años.
La
creación del Estado, tiene como objetivo primordial, el que este cuide la
integridad física de sus ciudadanos y ciudadanas y sus bienes.
Si
no cumple con esos objetivos, no se puede buscar hacer justicia por mano
propia.
Eso
sería el caos y propio de repúblicas anarquistas.
Ya
murió un taxista en Guerrero cuando se dio un supuesto tiroteo de un individuo
que, supuestamente, disparó desde un vehículo en marcha contra una brigada de
policías comunitarios.
Esos
son los riesgos, de que mueran, o que sean juzgadas, personas inocentes.
Nadie
por encima de la ley”.
Esta
columna se escribió hace poco más de un año.
Desde
entonces, las autodefensas surgieron con mayor fuerza en el convulsionado
estado de Michoacán a raíz del hartazgo de sus habitantes por las acciones
opresivas y criminales de los llamados Caballeros Templarios.
Desde
luego que ante el surgimiento, seguí opinando lo mismo, que no se puede estar
por encima de la ley.
Por
fortuna, la semana pasada, los líderes de las llamadas autodefensas y las
autoridades federales y estatales de Michoacán, llegaron al acuerdo de que a
más tardar a mediados del mes de mayo, estos grupos armados deben desaparecer;
las armas, todas registradas y aquellos que lo deseen, podrán integrarse a
grupos policiacos debidamente establecidos conforme a la ley.
Confiemos
en que las partes, honren su palabra.
Por
el bien de ellos mismos, de los demás habitantes de esa entidad que tiene
derecho a recobrar la tranquilidad y la convivencia pacífica y de todas y todos
los mexicanos.
La
lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario