Algunos lectores de este espacio, recordarán que
alguna vez les dije que el ex secretario de Hacienda de México, Jesús Silva
Herzog, había confesado que él escuchó hablar de una reforma fiscal desde que
ingresó a la Facultad de Contaduría de la UNAM allá por la década de los 50´s
del siglo pasado y que en lo que había transcurrido desde ese tiempo hasta el
presente, seguía escuchando lo mismo, al respecto.
El comentario viene a colación porque ahora que se dio
la llamada reforma fiscal el año pasado, se establecieron nuevas reglas para
los contribuyentes, bajo el argumento, por enésima ocasión, de
una simplificación administrativa que agilice los trámites burocráticos que
siempre han dado al traste con las buenas intenciones de hacer menos complicado
el sistema recaudatorio para el gobierno federal.
Sin embargo, al momento de que aquellos contribuyentes
que deben modificar su status como tales ante la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público a través del Sistema de Administración Tributaria, mejor
conocido como el SAT, intentaron cumplir con esta obligación se toparon con la
desagradable noticia de que el sistema para recibir sus documentos, se colapsó.
Que hubo fallas serias en el sitio web del SAT y que
un número importante de contribuyentes no pudieron realizar en tiempo y forma
su trámite.
La triste realidad de nuestro sistema impositivo
fiscal, es que todavía sigue habiendo enormes trabas y complicaciones para que
se de una política recaudatoria que permita al gobierno federal e incluso de
los otros dos niveles, mayores recursos financieros y económicos lo que se
vería reflejado en mayores beneficios para la sociedad en su conjunto.
Y si de por sí, prácticamente a nadie nos gusta pagar
impuestos, con tantos trámite complicado, menos ganas dan de ser contribuyentes
cumplidos.
México, sigue ubicado entre los primeros lugares de
los países donde se recauda menos y se siguen practicando métodos y
procedimientos engorrosos que sólo dificultan la recaudación para el Erario.
Se ha avanzado en algunos renglones y se han reducido,
por ejemplo, los días para realizar algún trámite oficial. Es cierto.
Pero no podemos dejar de reconocer que todavía el
burocratismo sigue imperando y que sigue convertido en un verdadero lastre para
el pleno desarrollo del país.
Yo no soy un experto, desde luego, en temas fiscales.
Pero he escuchado o leído la opinión de quienes sí lo
son y la mayoría de ellos coinciden en que no ha sido suficiente el esfuerzo
aplicado durante años, por el gobierno federal para reducir los tiempos y los
trámites en todas las áreas de los gobiernos y, específicamente en lo relativo
a los asuntos fiscales.
¿Por qué hubo fallas en los sistemas cibernéticos del
SAT en meses pasados?
Se entiende que una causa sería la enorme demanda del
servicio que se dio entre aquellos contribuyentes cumplidos y comprometidos con
México.
Pero la triste realidad es que, hay que reconocerlo, a
pesar de que se sabía que eso ocurriría, no se tomaran las previsiones
necesarias para evitarlo.
Tenemos que alcanzar un modelo moderno de recaudación
fiscal si aspiramos a ser un país, no en desarrollo, sino desarrollado.
¿Qué se requiere?
Creo que más que nada, voluntad política.
¿No cree usted?
La lectura es
vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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