Que sólo 10 mexicanos sean propietarios de una fortuna
global que rebasa los 133 mil millones de dólares, parecería un dato trivial,
siempre y cuando ello ocurra en una nación desarrollada y próspera.
Pero cuando esa decena de supermillonarios pertenecen
a una nación como la nuestra, donde los pobres rondan ya los 65 o mas millones
de personas y donde existen al menos unos 10 millones o más que viven en
pobreza extrema, allí si como que, provoca el levantamientos de cejas, para no
decir alguna mala palabra ahora que al señor Pu… se le ocurrió emitir un
decreto para castigar a quien las exprese, allá en la lejana Rusia donde cobra
como presidente.
Desde luego que él que encabeza ese decálogo de
personajes con hartos billetes de esos que la raza llama cueritos de rana,
dólares pues, es el señor Carlos Slim, dueño de varias empresas, entre ellas,
una que maneja un producto que como reza la publicidad de una conocida compañía
que maneja tarjetas de crédito, ya no puede uno salir sin el: el teléfono
celular.
Y no se trata de decir que los enlistados en el
documento anual que da a conocer la famosa revista Forbes, no merecen tener
esas fortunas.
Más bien, se trata de expresar asombro porque más de
uno de los 10 supermillonarios mexicanos, lograron colarse a la lista de los
que tienen más billetes que el tío Rico Mc Pato en todo el mundo.
El señor Slim la logró en poco más de dos décadas,
sobre todo después de haberse convertido en el propietario de una empresa que
tenía fama de ser un mal negocio para el gobierno federal: Teléfonos de México.
Para quien se alterna con Bill Gates o Warren Buffet
en el pináculo de la famosa lista de Forbes, no fue tan mal negocio haber
adquirido esa empresa de telefonía y mucho menos de la concesión que luego
lograría para ser uno de los principales proveedores de la telefonía celular, a
grado tal que apenas hace unas semanas fue calificada de preponderante en su
ramo.
El otro personaje es el señor Ricardo Salinas Pliego.
Recuerdo cuando vi por primera vez una de las
mueblerías de aquella cadena Salinas y Rocha que el padre del ahora dueño de TV
Azteca, regenteaba en distintas ciudades del país.
Fue en la ciudad de Durango.
Era una supertienda de departamentos.
Nada que ver, desde luego con la modesta tienda de
pueblo que mi padre manejó durante muchos años.
Pero con el tiempo y las complicaciones que representa
manejar tanta empresa, el emporo Salinas y Rocha vino a menos.
Cuando se subastó la empresa de televisión que era
propiedad del gobierno federal y que transmitía las señales de los canales 7 y
13, al señor Salinas Pliego no le alcanzaba su capital para comprarla, pero la
mano generosa de Raúl Salinas de Gortari –no se si haya un parentesco- le
prestó unos 30 millones de dólares (que por cierto no se sabe cómo los obtuvo
el llamado hermano incómodo del
expresidente Carlos Salinas) y con ello pudo adueñarse de la empresa con la que
consolidó todo un imperio que tiene hoy un valor estimado de ¡17 mil millones
de dólares!
Si no hubieran hecho negocios con el gobierno federal
¿las fortunas de estos dos personajes habrían alcanzado el nivel que ahora tienen?
Es pregunta.
La lectura es vida, lo demás…es lo de
menos…hzr@prodigy.net.mx
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