“El comportamiento, es el espejo en el que todos ven
reflejada su imagen”.
Esta frase la encontré en un artículo periodístico que
leí allá por el mes de marzo y se me quedó grabada porque consideré que daba
para desarrollar un tema, al respecto.
Por azahares del destino, el extraordinario cantante
mexicano José José, motivó el tema, pues, precisamente en una entrevista
publicada en el diario La Jornada,
reconoció que tarde que temprano, llega la hora del espejo:
“Si, fui cabrón en muchos sentidos, y ahora lo debo
ser más para seguir trabajando a pesar de las enfermedades que padezco, como la
diabetes. Que me ha afectado la vista, y otros males que me tienen con
dificultades de ventilación y un lado de mi cuerpo con parálisis. Tuve mucho
dinero, pero nadie me lo cuidó y debo seguir cantando”, dijo quien ha ganado
casi 200 discos de platino, oro y miles de reconocimientos a su trayectoria
cantoral y también mucho dinero que despilfarró a lo largo de su vida.
Ese comportamiento de una vida desenfrenada y
licenciosa que se dio cuando estaba en el pináculo de su carrera profesional
como cantante de temas románticos, es la causa de que ahora a sus 70 años tenga
que seguir cantando porque no puede retirarse pues, como él dice, no tuvo la
suerte de que alguien le administrara esas carretadas de dinero que ganó.
No corrió con la misma suerte que un Marco Antonio
Muñiz o un Vicente Fernández, quienes ya prácticamente están retirados del
escenario musical.
Por ello, viendo lo que ha sucedido con José José,
debemos mirarnos con frecuencia en el espejo del comportamiento para ver si en
realidad estamos actuando dentro de los márgenes que nos permitan vivir
decentemente y sobre todo, preparándonos para cuando nos llegue la adultez de
la vida.
Por desgracia, no lo hacemos.
Usted que está leyendo Temas y sucesos, ¿lo ha hecho alguna ocasión?
¿Ha pensado en que la manera como usted se comporte es
como se comportarán sus hijos e hijas?
Tal vez, no.
Y luego vienen las consecuencias.
Por esos días en que lo entrevistaron, José José dio un
concierto en el Metropolitan de la capital del país y desde tres días antes
dejó prácticamente de hablar, se metió a la cámara hiperbárica, se inyectó
insulina y comió a sus horas.
Quería llegar totalmente relajado y en condiciones de
corresponder a sus seguidores, que por cierto, lo son por millones no sólo en
México sino en muchos países del mundo.
“Soy como los autos de la Fórmula 1, que ya los
revisaron una y otra vez y en los pits, los vuelven a ajustar para la carrera.
Así estoy yo. Tengo problemas con mu pulmón, pero mis cuerdas vocales están
bien”, dijo el cantante.
El tiempo ex inexorable y su pérdida, irremediable.
José José ya no le puede dar marcha atrás a las
manecillas del reloj. Eso no es posible.
Pues como dice otra fase que se la adjudican a
Herodoto:
“Nadie se baña dos veces, en el mismo río”.
Y, curiosamente, una de las canciones que fueron éxito
del gran Pepe Pepe y que es de la autoría de ese no menos extraordinario autor
español, Manuel Alejandro, El amor acaba,
hace referencia a ello cuando dice: “…porque somos como ríos, cada instante
nueva el agua …”.
La lectura es vida, lo demás…es lo de
menos…hzr@prodigy.net.mx
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