No recuerdo con
exactitud en qué año de mi adolescencia lo vi por primera vez, pero ese
cartelito con el decálogo sobre la competencia, nunca se me ha olvidado.
Tampoco recuerdo la
mayoría de las 10 recomendaciones o expresiones que en el figuraban y que significaban
la postura del dueño del negocio, con respecto a la competencia:
“Bendita sea la
competencia porque me obliga a levantarme más temprano que mis competidores”, “Bendita competencia porque me obliga a ser
mejor y a ofrecer mejores precios” o algo así.
Estuve intentando
encontrar en la Internet ese famoso decálogo, pero el esfuerzo no rindió
frutos.
Pero seguro estoy que debe
haber muchos impresos y que algunos de ellos todavía se exhiben en algunas
negociaciones comerciales, sobre todo de poblaciones pequeñas del país.
Y lo traigo a colación
el tema porque me da le impresión de que los que habitamos este país, llamado
México, le tenemos pavor a la competencia, hablando de ventas de mercancías
diversas.
Incluso, hay muchas
opiniones adversas ahora que se habla de la posibilidad de que empresas extranjeras
dedicadas al rubro de la compra-venta de gasolinas y otros combustibles un
tanto similares, entren al mercado mexicano.
El problema es que,
precisamente por tratarse de un monopolio, sólo hay una empresa que vende esas
mercancías o productos y se llama Petróleos Mexicanos, mejor conocida como
Pemex que al no tener competencia, muchos de los ahora franquiciatarios de la
marca, no hacen nada por ofrecer un mejor servicios a sus clientes.
Esa competencia que
nos llega cercana a nuestro negocio, nos obliga a ofrecer mejores, precios,
mejor servicio, esmerada atención, etcétera.
Y eso de no superarse
para ser mejores, pasa en muchos ámbitos del comercio o de la prestación de
servicios.
Recuerdo por ejemplo
que en Ciudad Constitución, BCS, nunca ha habido más de una radiodifusora local
y ello propicia que su operación sea casi siempre de manera similar al paso de
los años, sin innovación ni con mejores atractivos para los radioescuchas.
Hasta la fecha, no ha
tenido competencia aunque ahora con las nuevas tecnologías, se pueden
sintonizar, vía Internet, radiodifusoras de otras partes del estado, de México
y del mundo.
Lo que si hay que
reconocer es que la competencia, nos beneficia a los consumidores.
Ya lo vimos, por
ejemplo en los costos de la televisión vía satélite.
El único jugador en
ese mercado de las telecomunicaciones, imponía tarifas mensuales muy elevadas
por la renta de la transmisión de su señal, pero tuvo que reducirlas y ofrecer
paquetes más baratos, cuando entró la competencia.
Eso se bueno.
Lo malo, es que se den
negociaciones en lo oscurito entre autoridades y empresarios para obtener
privilegios que les permitan obtener mayores ingresos que sus competidores.
Se dice que con las
nuevas reglas que se han autorizado en materia de regulación de la competencia,
eso no va a ocurrir en el futuro.
¿Será? Es pregunta.
La lectura es vida, lo
demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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