Por años, los
defensores del socialismo y el comunismo han insistido en que estos son los
sistemas de gobierno que mejores beneficios reportan a los habitantes de las
naciones que los aplican.
Por su parte, los que
defienden al capitalismo, también insisten en que este, es el mejor sistema
para alcanzar ese bienestar al que todo ser humano tenemos derecho.
De hecho, en el siglo
pasado, el mundo se dividió entre países con regímenes socialistas o comunistas
y capitalistas.
Finalmente, vino la
caída del famoso muro de Berlín y con ello se derrumbó también el mundo
socialista-comunista que gravitaba en torno a la Unión Soviética.
Sin ser un experto, ni pretender serlo, en este
tema, lo traigo a colación porque pareciera que algunos países latinoamericanos
han optando en os últimos años por el socialismo, cuando este dejó de tener
vigencia en un gran número de naciones cuyos gobernantes creyeron sería la
clave para el desarrollo de las mismas y el bienestar de sus gobernados.
Creo que sigue
habiendo mucho de romanticismo en aquellos que todavía creen que la herencia
filosófica que dejó Carlos Marx, es la panacea para alcanzar la verdadera
felicidad y el máximo bienestar como habitantes de un país.
En México, hubo una
etapa en la que se experimentó prácticamente con el socialismo y fue en el
periodo en que lo gobernó el general Lázaro Cárdenas del Río.
Hoy a la distancia,
valdría la pena preguntarnos si esa etapa del Cardenismo que permeó en la
república mexicana durante el mandato sexenal del político michoacano fue la
mejor.
Desde luego no
faltarán aquellos que afirmen en sentido positivo, pero entonces tendríamos que
preguntar ¿por qué si esa política socialista estaba dando resultados tan
positivos y benéficos para la población mexicana de aquella época, el general
Cárdenas del Río no quiso dejar como su sucesor al también general y, además
paisano, Francisco J. Múgica quien entendía y simpatizaba con esa práctica
política y en cambio decidió entregarle la estafeta al general Manuel Avila
Camacho, quien no era un socialista convencido y más bien se ubicaba hacia la derecha
en el espectro político?
Una de las acciones
más recordadas del general Cárdenas del Río fue su política de reparto agrario,
es decir dotar de tierras a miles de campesinos para pagarles, de alguna
manera, el sacrificio de sus padres y abuelos en la época de la Revolución Mexicana.
Y la región más
beneficiada con esa política agrarista del Cardenismo fue la zona lagunera en
los límites geográficos de Durango y Coahuila donde se repartieron cientos de
miles de hectáreas a los campesinos.
Hoy, a más de 70 años
de ese reparto de tierras, la mayoría de los beneficiarios y sus familias, las
perdieron y han pasado a manos de empresas privadas, como LaLa que se dedica a la producción y venta de productos lácteos y
sus derivados.
Se podrán argumentar
uno y mil motivos de que esa política agraria, al final de cuentas, fracasara.
Incluso, se dirá que lo
más valioso de esa acción del general Cárdenas fue hacerles justicia a miles de quienes participaron en la
Revolución Mexicana o a sus descendientes, pero entonces ¿qué fue lo que faltó
o lo que falló?
Yo soy de los que no
comparten la idea de que hay que quitarles a los ricos para dárselo a los
pobres. Esos son deseos románticos propios de leyendas como la de Robin Hood o la de Chucho El Roto.
Acabar con las grandes
empresas por el estigma de que representan al gran capital, tampoco. Ya está
demostrado que no funciona.
Lo que se debe hacer
es buscar los equilibrios y que en un entorno democrático como el nuestro en
México, se puedan generar condiciones propicias para que los empresarios y los
que tienen dinero puedan aplicar mejores programas con alto sentido social en
beneficio de sus empleados.
¿Cómo?
A través de las leyes
y procurar en todo momento que nadie esté por encima de ellas.
La lectura es vida, lo
demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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