La semana pasada al
contestar el teléfono en mi oficina de la Jefatura de Información de El Sudcaliforniano, un reportero del
periódico El Debate, de Culiacán, me
dijo que estaban levantando opiniones de jefes de información de diarios de la
región Noroeste sobre la violencia que priva en algunos cuerpos policiacos en
contra de los informadores.
Me agarró en frío, como
se dice coloquialmente, pero expresé mi modesta opinión, al respecto.
No recuerdo con
precisión mis palabras, pero hice énfasis en que las autoridades, del nivel que
sea, olvidan que quienes trabajamos para los medios de comunicación, cumplimos
una tarea, y que por lo tanto están obligadas a respetar, principalmente la de
los reporteros y fotógrafos que tienen que corretear muchas veces, la noticia
en las calles.
Que estoy de acuerdo
que no se puede hacer uso del libertinaje, esgrimiendo el argumento de la
libertad de expresión.
Pero que de allí a que
haya represión hacia quienes ejercemos el periodismo escrito, visual o auditivo,
hay una gran diferencia.
Antes, le subrayé el
hecho de que acá en Baja California Sur, prácticamente no hay agresiones contra
el gremio periodístico y de lo más reciente que se tiene registro fue el caso
de un director de la propia Revista Puerto
Viejo, Armando Suárez, quien supuestamente fu víctima de una agresión que
estuvo encabezada por el entonces presidente municipal de Loreto y hoy huésped
del Cereso de La Paz, Yuan Yee Cunningham.
Por cierto, en la
pasada visita que hizo a las oficinas de nuestro diario, le pregunté a la titular
de la Fiscalía Especial para la Atención de delitos cometidos en contra de la
Libertad de Expresión Laura Angélica Borbolla Moreno que al interior de la
estructura de la PGR se encarga de atender las denuncias sobre casos de
agresión a los periodistas, qué había pasado con el asunto aquel, ocurrido en
2010 y dijo que las autoridades que entonces le daban seguimiento a este tipo
de denuncias, habían determinado que el expediente debía atenderlo el
Ministerio Público del Fuero Común.
Y aceptó que, como ese,
muchos casos de agresiones a periodistas se fueron a la congeladora, pero que
ahora si, desde la creación de la Fiscalía especializada las cosas están
cambiando y que las autoridades federales saben del compromiso de proteger la
vida y los bienes de quienes ejercen el oficio.
Y no es una tarea
fácil.
Habría que subrayar
que México está considerado como un país donde el ejercicio del periodismo, es
de alto riesgo, más incluso, que en algunas regiones del mundo donde hay
conflictos bélicos.
La cifra de muertos y
desaparecidos en los últimos 14 años en la república mexicana, relacionados con
personas que ejercían el periodismo, supera ya el centenar y seguimos contando.
Y por si eso fuera
poco, los periodistas, o los que intentamos ejercer el oficio, hemos entrado a
la lista de especies en peligro de extinción.
Si, porque ahora con
las redes sociales sus usuarios, se asumen como reporteros o fotógrafos que
buscan afanosamente, ser los primeros en haber conseguido una primicia, de
algún suceso noticioso.
Ya me imagino lo que
estarán pensando los dinosaurios, de nosotros.
Y no hablo de los
dinosaurios políticos, sino de los que desaparecieron hace 65 millones de años
de la faz de la tierra.
La lectura es vida, lo
demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.
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