El Rafa Vázquez era sinónimo de pleito
seguro.
Corrían los tiempos de
la escuela primaria allá en mi pueblito de madera y aquel compañero de escuela,
era uno de los más bravucones.
Si eso hubiera
ocurrido ahora, diríamos que Rafael era un asiduo practicante del llamado
bullying.
En palabras llanas: le
gustaban los madrazos.
Era adicto a la
adrenalina, que esta fluyera por todo su cuerpo y su cerebro y en muy contadas
ocasiones apreciamos “el mole” (sangre) saliéndole de la nariz o la boca,
producto de algún golpe del adversario.
Era temido.
Inspiraba terror,
sobre todo después de que de un balonazo en la cabeza, provocó la muerte del
compañero de salón, Lupe Pasillas quien no pudo reponerse nunca del golpe y
murió meses después del incidente.
Se fue marchitando
lentamente, como una flor sin agua.
Y vaya que en un
pueblo donde matarse unos a otros había sido una constante durante muchos años,
nadie se espantaba, de que aquel estudiante de primaria fuera tan violento.
Desconozco ahora, casi
medio siglo después, qué destino le tocó al Rafa
Vázquez y el motivo de citarlo en este espacio, es porque con ello quiero decir
que eso del bullying, no es algo de estos tiempos.
Hay que recordar desde
luego, que el término viene del vecino país del norte y que durante los últimos
3 ó 4 años, ha alcanzado niveles de epidemia en las escuelas de todos los
niveles, pero principalmente en las primarias y en las secundarias de todo el
país nuestro.
Los medios
informativos han dado cuenta de casos dramáticos de víctimas del bullying.
La situación llegó a
grado tal que la Secretaría de Educación Pública, en coordinación con otras dependencias
del gobierno federal están buscando reducir los altos índices de violencia
generada por la moda del bullying en las instituciones educativas.
Y eso es muy bueno.
Pero resulta, que los
expertos consideran que, como suele suceder muchas veces en México, el problema
no lo enfrentamos de una manera integral y eso provocará, al final del día, que
el bullying siga siendo una práctica común entre el estudiantado.
Yo he dicho que el
auge que ha tenido el bullying en el país, obedece a que los que lo practican,
saben que cuando victimicen a algún compañero de salón o de escuela, otros los
estarán filmando con sus teléfonos celulares y después aparecerán en las redes
sociales, principalmente en el You Tube
y de allí, la fama.
Dicen los expertos que
el gobierno federal soslaya que la juventud nuestra está creciendo en una
sociedad agresiva, racista, machista e intolerante y que además no se trata de
resolver un problema que sólo se presenta en las aulas, en los patios de las
escuelas o fuera de ellas.
Hemos perdido valores
cívicos en las instituciones educativas y eso también le ha abonado a que el
bullying, tenga la dimensión que hoy ha alcanzado.
Ahora, de que se puede
encontrar la solución, se puede.
Hay en el DF, por
ejemplo, algunas escuelas primarias y secundarias en las que esas cosas del
bullying y otras más que distraen a los estudiantes de su obligación de
prepararse mejor para el futuro, se han eliminado con buenos resultados por lo
que la SEP debería replicar esas
acciones en las demás escuelas.
Y es que como dice la
leyenda esa que proyectó Thalía, quien por cierto vivió parte de su infancia
acá en La Paz, BCS, “El bullying no es un juego”.
La lectura es vida, lo
demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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