¡Tenía razón el gran
Gabo!
Me refiero a la
columna publicada el viernes 18 de julio en este mismo espacio y en la que hice
alusión a un dicho del gran premio Nobel colombiano, Gabriel García Márquez,
sobre aquello de que el género literario de la composición musical popular, es
el menos valorado.
Y retomo el tema
porque leo que el pasado 22 de mayo, en el Centro Libanés de la capital de la
república, se le organizó un homenaje al gran compositor mexicano, Jesús Monge
Ramírez, mejor conocido en el medio artístico como Chucho Monge, con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento.
Pero resulta curioso
que fuera en ese inmueble propiedad de la comunidad libanesa que reside en el
Distrito Federal y no en un recinto cultural del gobierno capitalino o del
gobierno federal, donde se realizó el acto
Dice Sandra Monge,
hija del destacado compositor, que la idea de organizar ese merecido homenaje
surgió del señor Antonio Trabulse autor del libro Yo soy Líbano quien le confesó que era un fan de su papá y que
debían organizar esa celebración en el Centro Libanés.
Correspondía a la
Sociedad de Autores y Compositores de México, la SACM, que fundara el también
destacado compositor Roberto Cantoral, organizar esa celebración del medio
siglo del fallecimiento de Chucho
Monge, pero por algún motivo desconocido, no fue posible.
Dice Sandra que cuando
su padre cumplió 100 años de haber nacido, en su tierra natal Michoacán, ni siquiera un comentario hizo el gobierno de
aquella entidad ni alguna institución cultural.
Que fue Luis Jaime
Cortés, quien organizó un pequeño homenaje, al que apenas asistieron unas 15
personas.
Es muy probable que si
en este momento en que usted lee esta columna le preguntaran cuáles canciones
de la autoría de Chucho Monge ha
escuchado ya sea en la radio, la televisión, en un CD o interpretada por algún
cantante en un concierto o en una fiesta particular, estoy seguro que
respondería que ninguna.
Pero si le hacen un
recuento de algunas de las más escuchadas de ese compositor michoacano, seguro
estoy que entonces se sorprenderá notablemente al saber que él es el autor,
como por ejemplo, México lindo y querido,
que hiciera muy famosa el gran charro cantor, Jorge Negrete y que han cantado
un sinnúmero de artistas de varias épocas; Cartas
marcadas que se ha grabado varias veces y que la Banda El Recodo relanzó hace unos años con gran éxito; Creí, que fue todo un éxito en la voz de
su paisano Juan Mendoza El Tariácuri
y que también la grabaron otros muchos grupos musicales y solistas; Besando la Cruz, que fue un exitazo de
Marco Antonio Vázquez en la década de los 70´s; Me das una pena y también
otra canción que es muy solicitada por los deprimidos, Pa´ qué me sirve la vida, etcétera.
El pasado 9 de
noviembre de 1910 se cumplió el primer centenario del nacimiento de Chucho Monge y pasó de noche. No hubo
ninguna autoridad de ningún nivel que recordara el hecho. En cambio, se
celebran los centenarios de Octavio Paz, José Revueltas y Efraín Huerta, que lo
merecen, desde luego, pero creo que quedemos en deuda con Chucho Monge.
Por eso digo que tenía
razón el gran Gabriel García Márquez, en aquello de que los autores de
canciones populares, son los menos reconocidos a pesar de que, como ya lo dije
en esa otra columna, nos hacen llorar, reir, suspirar y recordar a quienes
escuchamos sus canciones.
Por cierto, F.
Jaramillo desde Colombia, el día 23 de julio me envió el siguiente correo,
luego de leer aquella columna del día 22: “¿Qué pasó con José Alfredo Jiménez
en tu columna de El Sudcaliforniano?
¿Ah?”.
Y sí, se me olvidó
citar al inmortal guanajuatense en la lista de destacados compositores
mexicanos.
Pero que le vamos a
hacer si al mejor guisandero se le va un
tomate entero.
La lectura es vida, lo
demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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