¿La tragedia de aquel
19 de febrero de 2006 en la mina de Pasta de Conchos, pudo haberse evitado?
Según los expertos, era
posible.
Siempre y cuando, las
autoridades responsables de darle seguimiento a las condiciones en que
desempeñan sus labores los mineros hubieran llevado a cabo las revisiones que
contemplan los reglamentos y la ley correspondiente.
La carencia de esa
supervisión constante y a fondo, es la causal de otros accidentes trágicos como
el del 19 de noviembre de 1984 en San Juan Ixhuatepec en el estado de México,
mejor conocido como San Juanico donde una explosión en un depósito de gas LP causó
la muerte de 503 personas, según el reporte oficial y heridas de diversa índole
de gravedad a 925 más.
Once meses después
vendría la tragedia del temblor del 19 de septiembre de 1985, en el que no se
sabe la cifra exacta de muertos y heridos pero fueron miles.
En ambos casos, fue la
falta de supervisión y, desde luego, las prácticas de corrupción las que
crearon el caldo de cultivo que generó esas tragedias que enlutaron a miles de
hogares mexicanos.
En el caso de Pasta de
Conchos, según las crónicas de la tragedia, algunos mineros se quejaban ante
miembros de sus familias de que desde hacía días percibían bajo tierra donde
laboraban, un fuerte olor a gas metano, que es uno de los más explosivos que
existen en la tierra.
Se supone que la queja
también llegó a los responsables de coordinar las actividades de los mineros y
tal vez también llegó a oídos de los jefes e incluso de los propietarios de la
empresa, pero no se hizo nada al respecto y vino la tragedia que enluto 65
humildes hogares coahuilenses.
Algo similar ocurrió
en San Juanico, donde los vecinos habían reportado que había un intenso olor a
gas, pero fue como predicar en el desierto pues nadie los escuchó y sobrevino
la trágica explosión con las consecuencias ya descritas.
Desde luego que hay
muchas más tragedias que podrían enlistarse en este breve resumen, pero con
estos ejemplos se muestra que por la apatía de las autoridades y la corrupción
que sigue privando en quienes tienen la responsabilidad de supervisar, la vida
de miles de personas está en riesgo permanente.
Y también suelen
ocurrir desastres, en este caso ecológico, como el que se registró en el Río
Bacanuci, afluente del Río Sonora hace unos días allá en el estado que lleva este
nombre, curiosamente, en una empresa que también es propiedad del Grupo México
y que afectó a miles de pobladores de la zona porque de allí se surten de agua
potable.
La empresa atribuye a
una atípica lluvia que azotó en esos días la zona donde su ubica la mina Buena
Vista del Cobre en la que se concentraban los 40 mil metros cúbicos de sulfato
de cobre que una supuesta avenida de aguas broncas arrastró hacia el Bacanuci y
que afectó a su vez al Río Sonora.
¿Qué tanto influyó en
este desastre ecológico una construcción defectuosa de las instalaciones que se
supone deberían ser seguras para resguardar el tipo de productos tóxicos, como
el sulfato de cobre, que se utilizan en algún tipo de minería?
Se habla de que no se
construyó un segundo represo para evitar un incidente como el registrado y las
autoridades nunca se enteraron, hasta ahora.
¿La falta de
supervisión constante de parte de las autoridades laborales y del medio
ambiente, contribuyó a que ocurriera el problema?
Son interrogantes que
flotan en el aire y que nos deben alertar para que no se repitan.
Y más que nada, que
las autoridades que corresponda, hagan bien su chamba.
Y si no, que el pueblo
os los demande.
La lectura es vida, lo
demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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