Hay una línea que se
ha investigado en torno a los sucesos trágicos del 26-27 de septiembre allá en
Iguala, Guerrero: la de que si el ataque a los 43 estudiantes normalistas, fue
un crimen de odio.
Suena medio raro, pero
la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas se comprometió a revisar si la
desaparición forzada y el supuesto asesinato de los estudiantes de la Escuela
Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, se podría encuadrar en un
delito o crimen de odio, con el propósito de afectar a un grupo poblacional
determinado.
Pero ¿qué se considera
un crimen de odio?
Veamos lo que al
respecto encontramos:
“Los Estados definen
los crímenes de odio de diversas maneras pero, en general, todos utilizan esta definición como guía general y
básica: un crimen de odio es un crimen que incluye amenazas, acoso y daño
físico a un individuo o grupo, así como un prejuicio contra la raza, color,
religión, origen nacional, identidad étnica, orientación sexual o discapacidad
de una persona. En cada delito, el Estado puede definir un crimen de odio en la
forma que crea apropiada…
El crimen de odio es
la violencia de la intolerancia y fanatismo, cuyo objetivo es herir e intimidar
a alguien debido a su raza, identidad étnica, origen nacional, religión, orientación
sexual o discapacidad. El gobierno federal enfatiza fuertemente la idea de que
los crímenes de odio promueven tensiones entre grupos o individuos
aparentemente conflictivos debido a las barreras interculturales…
Los Estados utilizan
algunos ejemplos estándares de crímenes de odio como justificación para definir
un delito con crimen de odio: el vandalismo que causa daños a edificios
religiosos, daños a monumentos, quema de iconografía religiosa o daños los
edificios federales o estatales son ejemplos de crímenes de odio en la mayoría
de los Estados. Esto se debe a que todos estos crímenes son motivados por algún
tipo de partidismo o prejuicio”.
Por ejemplo, según
datos del 2013 y de acuerdo con el último informe de la Comisión Ciudadana
Contra Crímenes de Odio por Homofobia (Ccccoh), en México se han registrado 798
muertes contra personas de los grupos Lésbico, Gay, Bisexual, Travesti,
Transgénero, Transexual e Intersexual (LGBTTTI), lo que lo ubica como el
segundo lugar, después de Brasil.
Sin embargo, hay un
dato en el que muy pocos observadores sobre los sucesos de Iguala, han
reparado:
Que la reacción del
ahora exalcalde de ese municipio, José Luis Abarca Velázquez al dar órdenes a
los elementos de la Policía de esa demarcación que él gobernaba, pudo haber
estado dominada ¡por el odio!
¿Cómo?
Si, porque resulta que
en 2013, estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, vandalizaron el edificio del
Ayuntamiento de Iguala y destruyeron unos enormes espejos que el exedil
mantenía en sus oficinas y en los que gustaba mirarse, con mucha frecuencia.
¿Narcisismo?
Más o menos.
Como en el cuento
aquel de la Bella Durmiente, los espejitos reflejaban la figura del excelso
presidente municipal.
Por ello, no pudo
soportar que aquellos normalistas le hubieran infligido esa pena de ver
destruidos los espejos de la vanidad y por ello cuando le avisaron que los
estudiantes se dirigían a Iguala, fue que dio la orden de que fueran detenidos
a como diera lugar.
Aunque usted no lo
crea.
La lectura es vida, lo
demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx
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