viernes, 26 de febrero de 2010

Los libros son vida

Tenía meses sin poder leer un libro como Dios manda.
Dada la característica de mi trabajo, se me dificultaba poder gozar de una buena lectura.
Un día que me encontré al colega de página, Edmundo Lizardi, me recomendó que leyera Ensayo Sobre la Ceguera de José Saramago.
Sé que es un excelente libro pero no lo he comprado, aunque pronto espero disfrutarlo.
En los últimos 4 meses he tenido la fortuna de leer casi 10 libros.
Todo un récord para mí.
He leído muchos libros a lo largo de mi vida pero muy a la larga.
Un día, platicando con el paisano, Guillermo Vázquez, salió el tema de Gabriel García Márquez y me preguntó si había leído Cien Años de Soledad, la máxima novela de este escritor colombiano premio Nóbel de Literatura.
Tuve que reconocer con pena y todo que no había leído la novela que hizo famoso a nivel mundial al Macondo de los Aurelianos y los José Arcadios.
Ya había devorado con infinito placer, El amor en los tiempos del cólera, Crónica de una muerte anunciada, El otoño del patriarca, 12 cuentos peregrinos, Del amor y de los demonios, Los funerales de la mamá grande, El olor de la guayaba y más recientemente, Mis putas tristes.
Guillermo Vázquez me obsequió Cien años de soledad.
También me regaló La Isla del Clarión de mi paisano, el ex secretario de Educación y precandidato presidencial, Miguel González Avelar.
Cien años de soledad y Mis putas tristes son dos de los libros que pude disfrutar entre finales del año pasado y los primeros 3 meses de este 2006.
También leí Noticias de un secuestro que me obsequió la secretaria de Educación, Rosalía Montaño Acevedo con motivo del Día de la libertad de Expresión el año pasado y en el que a su estilo descriptivo y vivencial, García Márquez narra la historia del secuestro de varios periodistas en Colombia incluida la hija del ex presidente de ese país, Julio César Turbay, Diana Turbay, quien cuando va a ser liberada recibe un disparo en la espalda y a los pocos días fallece. Otra hija de ex presidente, Ingrid Betancourt lleva 4 años secuestrada.
El colega Freddy López, me obsequió la interesante novela de Kathryn S. Blair, A la sombra del angel, que narra la historia de Antonieta Rivas-Mercado, una socialité de principios del siglo XIX, hija del arquitecto Antonio Rivas-Mercado constructor del Angel de la Independencia y uno de los impulsores del Paseo de la Reforma en el DF.
También pude leer El enigma sagrado, un libro que me regaló el regidor paceño Martín Inzunza Tamayo y que es el que dio origen al que ahora es un best seller mundial, El código Da Vinci que también devoré con gran placer.
Leí además, El sucesor, una obra de Roderic Ai Camp, que habla sobre la sucesión en México ubicada en el año 2 mil –la obra fue escrita en 1992- y en la que en uno de sus capítulos el personaje protagónico, que es un investigador norteamericano que realiza estudios sociológicos sobre los mexicanos, se ve obligado a realizar una escala en Guerrero Negro donde un par de sujetos pretenden eliminarlo dentro de las instalaciones de la salinera de aquella salada población.
Estoy leyendo por episodios, la obra más reciente de Héctor Aguilar Camín, que en diciembre me obsequió la diputada federal, Esthela Ponce Beltrán, Los grandes iniciados que es parte de una colección de libros que compré hace muchos años y el libro más reciente de Rafael Loret de Mola que me prestó mi director, Escenarios.
Con estas lecturas es como volver a vivir. Por eso digo que...
La lectura es vida, lo demás...es lo de menos...hzr@prodigy.net.mx

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