viernes, 26 de febrero de 2010

Salvador Cabañas y...

Después de ahogado el niño, tapen el pozo.
Esta es una práctica añeja y muy común en el México nuestro de todos los días.
Hasta que no ocurre una desgracia, nuestras autoridades suelen reparar en las deficiencias de las instituciones y empresas que suelen prestar un servicio.
Así pasó en el caso de la discoteca News Divine allá mismo en el Distrito Federal cuando el 26 de junio del 2008 murieron 12 personas, la mayoría de ellas jóvenes menores de edad.
Ese centro de diversión tenía cupo para 100 personas y cada vez que había tardeada le metían 500 o más, como fue el caso del día de la tragedia.
Entonces se dijo que ese tipo de establecimientos serían sometidos a minuciosas revisiones.
¿Lo hicieron? ¿Hasta dónde llegó la revisión?
Pero años antes hubo otra tragedia con ciertas similitudes a la de la News Divine: la del centro nocturno Lobombo.
Allí también hubo varios muertos y las autoridades reconocieron las fallas de la supervisión y monitoreo de cómo están funcionando este tipo de establecimientos.
Dentro de una semana se van a cumplir 7 meses de la tragedia de la guardería ABC de Hermosillo Sonora donde murieron más de un centenar de bebés.
Hasta que pasó esta desgracia, las autoridades se percataron de lo que no vieron durante años.
El caso más reciente, es el atentado contra el futbolista paraguayo Salvador Cabañas, quien se desempeñaba como centro delantero del equipo Aguilas del América.
Otra vez la misma canción:
Se descubre que la negociación tiene permiso para operar como restaurante pero lo hace como centro nocturno o club privado. ¿Quién o quiénes lo permiten?
No se establece una revisión exhaustiva a las personas que ingresan para ver si no llevan armas. Un cateo, pues.
No...
La corrupción y el importamadrismo quedan en evidencia nuevamente.
¿Imagínese el gran negocio que genera el permitir la operación de los llamados giros negros, antros o como los llamen y que son miles y miles allá en la capital de la república?
Obviamente que no nada más allí ocurre.
En otras grandes ciudades también y con todo tipo de gobiernos.
Pasados unos meses de este triste episodio en el que el protagonista fue un destacado futbolista, ya no se hablará más del asunto y tan, tan.
Por cierto da no se qué ver cómo las autoridades se mueven en todos los niveles, hasta el presidente Felipe Calderón habló del asunto, cuando se trata de una figura pública.
Pero ¿cuántos ciudadanos o ciudadanas comunes y corrientes no mueren todos los días en circunstancias parecidas al incidente que tiene al borde de la muerte a Cabañas y no pasa nada?
O todos coludos o todos rabones.
La calidad de ciudadano de un país no tiene diferentes status.
Todos somos iguales.
Pobres, ricos, gordos, flacos, altos chaparros, prietos, güeros, etcétera.
Nadie debe estar por encima de la ley.
Por desgracia, aquí en este país las leyes siempre están apachurradas de tanto peso, pues como se evidencia cuando ocurre una desgracia como la del pasado fin de semana allá en el DF, prácticamente todos la estamos aplastando. ¿O no?
La lectura es vida, lo demás...es lo de menos...hzr@prodigy.net.mx

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