martes, 13 de julio de 2010

Temas y...los presos cubanos

La libertad es el don más preciado para los seres humanos.
Si los primeros hombres y las primeras mujeres del universo nacieron libres, así deben seguir.
Por ello fui uno de los firmantes que exigieron al gobierno de Cuba que liberara a los presos de conciencia.
No lo pensé dos veces, cuando la bloggera y colega cubanaYoani Sánchez me invitó a firmar el desplegado.
Y es que desde que leí la noticia de que casi un centenar de cubanos destacados en varios campos del quehacer humano, pero sobre todo el periodístico y literario habían sido condenados a prisión por muchos años, me sentí profundamente agredido.
Cierto que no soy una figura internacional, ni nacional ni nada por el estilo.
Pero soy un férreo defensor de la libertad de expresión.
Y siempre que alguien me cuestiona o me pide mi opinión sobre el tema, digo que la libertad de expresión es inherente al ser humano desde que nacemos y que todos tenemos ese privilegio pero que somos los periodistas los que más la utilizamos.
Afortunadamente en México esa libertad de expresión está garantizada por nuestra Carta Magna en sus artículos 6º y 7º constitucionales y el Estado está obligado a respetar el derecho a la información.
Contradictoriamente nuestro país está ubicado como uno de los más peligrosos para el ejercicio del periodismo.
El número de periodistas muertos en los últimos tres o cuatro años rebasa ya la cifra de 60.
Pero aun así, no podemos negar que en México hay libertad de expresión.
Algo que no sucede todavía en Cuba.
Y por ello muchos cubanos que han querido hacer uso de la libertad de expresión están desaparecidos, en las cárceles o exiliados de esa nación isleña.
Cuando vi el llamado que hicieron los integrantes de ese movimiento que lucha por la libertad de los presos de conciencia para que apoyáramos su liberación, decidí sumarme.
La semana pasada el gobierno cubano que encabeza Raúl Castro, hermano del inefable comandante Fidel Castro, anunció que liberaría a más de la mitad de los presos políticos que habían ingresado a prisión hace siete años, gracias a las gestiones que hizo la Iglesia católica cubana.
Esta decisión evitó que Guillermo Fariña perdiera la vida como pasó con Orlando Zapata.
Por otro lado, me parece un contrasentido que los llamados regímenes democráticos como todos aquellos que se alinearon políticamente con la extinta URSS, aplicaran un férreo control de la libertad de expresión.
Allí están los casos de Alexander Solyenitzin y Vaclav Havel que fueron reprimidos por hacer uso de la libertad de expresión en la Rusia y la Checoslovaquia comunistas.
Es cierto que quienes nos pronunciamos por la libertad de los presos de conciencia cubanos no debemos cantar victoria todavía porque el gobierno de Castro sólo hizo el anuncio de que liberaría a 52 de ellos aunque esa actitud ya es un gran avance, dado la forma en que los hermanos Castro siguen ejerciendo el poder en Cuba.
Lo lamentable de estas prácticas contra la libertad de expresión es que ahora se están dando también en Venezuela donde Hugo Chávez, imitando en todo a su ídolo Fidel Castro, mantiene un feroz combate contra quienes no piensan como él.
Por fortuna, para quienes creemos y pugnamos por la libertad en todos sus órdenes, se podrá acabar con las personas físicamente, pero jamás con sus ideas.
Esas permanecen.
La lectura es vida, lo demás...es lo de menos...hzr@prodigy.net.mx

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