martes, 28 de septiembre de 2010

Temas y...el coloso encobijado

En los últimos años han aparecido encobijados en distintos rumbos del país donde la violencia es el pan de todos los días y por ello ya no llama tanto la atención las notas que hablan de que fue encontrado un nuevo encobijado.
Sin embargo, desde hace unos días, un encobijado que apareció allá en la capital de la república ha llamado mucho la atención.
Y en realidad prácticamente sólo uno o dos días fue visto por millones de personas y luego desapareció.
Pero, su desaparición no es obra del crimen organizado.
Ni del Ejército, desde luego.
Tampoco de aquella tenebrosa policía secreta que dependía del gobierno federal, porque ya no existe.
La que encobijó a este personaje fue la Secretaría de Educación Pública.
En efecto: la famosa estatua del criticado coloso que participó en el desfile de la celebración del Bicentenario la noche del pasado 15 de septiembre allá en el Distrito Federal, ahora se encuentra encobijada en los patios del CAPFECE.
Millones de pesos allí arrumbados.
Respeto a los artistas que la construyeron pero creo que no fue una buena idea para festejar los 200 años de nuestra Independencia.
En general, creo que si hubo un despilfarro de dinero para la celebración del Bicentenario. Un país jodido como el nuestro, no debería darse esos lujos.
Y tal parece que no entendemos:
Cuando se consumó la Independencia y se vinieron otros problemas para el país, un grupo de mexicanos, entre los que se encontraba, contradictoriamente, un hijo del generalísimo don José María Morelos y Pavón fue a Europa a pedirle a Maximiliano de Hasburgo que viniera a asumir el cargo e Emperador de México.
Esos mismos conservadores, que hoy nos gobiernan, le pidieron a un extranjero, un australiano, que se viniera a hacerse cargo del show del Bicentenario.
Y con un contrato ¡de casi 700 millones de pesos!
¿Por qué con ese dinero, en lugar de ese coloso que ahora está allí encobijado en los patios del CAPFCE allá en la capital del país abandonado a su suerte, no se construyó, por ejemplo, un albergue para niños de la calle, con una característica muy especial alusiva al Bicentenario?
¿Por qué no se adquirió toda la mercancía que producen los artesanos mexicanos de fuegos artificiales para que se quemaran ese día y así se cumpliera con un escenario adecuado a una fiesta ciento por ciento nuestra?
Los que vimos por televisión el show de los fuegos artificiales y las luces del australiano ese que contrataron, no vimos nada novedoso y de plano no distinguimos nada porque le humo llenó las pantallas de la TV.
Hubieran contratado un dirigible como los que se usan en el futbol americano para filmar desde arriba el espectáculo.
En fin, es cierto que para estas cosas, nunca se queda bien con todos.
Pero, valdría la pena reflexionar si en verdad estábamos en condiciones de gastar tantos millones de pesos en estas festividades cuando hay otras prioridades en México.
La lectura es vida, lo demás, es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx

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