martes, 8 de marzo de 2011

Temas y...Confucio

Dice Confucio que “cuando toda la aldea habla bien de un hombre, el hombre no está bien. Ni lo está cuando toda la aldea habla mal. El hombre está bien cuando toda la gente bien habla bien de él y la gente que está mal, habla mal de él”
Traigo a colación esta frase, que la rescato de una entrevista que el periodista James R. Fortson le hizo al controvertido director de cine de origen chileno, Alexander Jodorowsky en enero de 1969, porque creo que el presidente Felipe Calderón debería conocerla.
Sí, para que entienda que no tiene por qué aspirar a la unanimidad de opiniones sobre su figura como presidente de la república mexicana.
Y desde luego, para que también la entiendan los políticos que ocupan otros cargos.
Principalmente los de gobernador y presidentes municipales que son los que gobiernan buscando el bienestar del pueblo.
Y es que los políticos, sobre todo los citados, suelen ser muy susceptibles a la crítica.
No les gusta que sus decisiones sean criticadas.
Vicente Fox Quesada, llegó al grado de recomendar a la gente que mejor no vieran, escucharan ni leyeran los medios informativos.
Y al presidente Calderón no le ha gustado, desde hace varios meses, la forma en que los críticos se refieren a sus acciones de gobierno y principalmente a su lucha contra el crimen organizado que inició a los pocos días de haber asumido la titularidad del Poder Ejecutivo Federal.
La decisión fue buena, pero hay en torno a las acciones, muchas aristas que lastiman al tejido social y eso no puede soslayarse.
No hay que perder de vista que no gobierna para unos cuantos sino para poco más de 112 millones de personas, cantidad que ya rebasamos desde 2010 según divulgó la semana pasada Eduardo Sojo, titular del INEGI.
Simplemente el 2 de julio del 2006, sólo un determinado porcentaje de las mexicanas y mexicanos que fueron a las urnas, lo consideraron un hombre bueno y votaron por él. El resto lo hizo por otras opciones políticas.
Por ello, en lo que resta de su periodo gubernamental, el presidente Calderón debería poner en práctica lo que dice Confucio.
Y sobre todo, recordar lo que, también en ese libro de Fortson, don Agustín Arriaga Chávez, un destacado periodista y político mexicano que ocupó diversos cargos gubernamentales en México hace unos años, le dijo también al ser entrevistado, con respecto a su definición de qué es en esencia la política:
“La ciencia de gobernar al Estado. Esta es la definición más concreta de Aristóteles hasta nuestros días. Ahora bien, reduciéndola al lenguaje común y en el ambiente propio, esa definición la explicamos así: subordinar todos los intereses particulares –pero todos sin excepción- al interés público”.
El presidente Calderón no está dirigiendo una empresa privada mexicana.
Ni es el gerente de una compañía trasnacional acantonada en nuestro país.
Conduce los destinos de un país y por ello, sin excepción, debe subordinar los intereses particulares a los públicos.
Como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos a los únicos que tiene que rendirle cuentas es a las ciudadanas y ciudadanos, que son los que lo legitimaron con su voto y le dieron la oportunidad de ser el responsable de llevar la barca sexenal a puerto seguro.
La lectura es vida lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx

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