martes, 8 de noviembre de 2011

Temas y...!ah la corrupción!

Cuando vi el documental en la TV, me sentí orgulloso de la obra de ingeniería que se estaba realizando para construir lo que hoy es la nueva sede del Senado de la República allá en la capital del país.


Prácticamente lo pintaban como la octava maravilla del mundo.

Pero ¡oh desencanto! Ahora resulta que el famoso edificio que alberga a los 128 senadores y a todo el personal que labora para el Senado de la República, es un verdadero fiasco.

Algo parecido a la ahora famosa estela de luz, que sigue construyéndose, no sé en realidad con qué objeto si el bicentenario de nuestra Independencia y el centenario de nuestra Revolución ya pasaron.

El lunes 17 de octubre, se publicó en un diario de circulación nacional que el Senado alista una auditoria por fallas en su nueva sede para deslindar responsabilidades antes de entregar el edificio a sus sucesores, es decir dentro de menos de 10 meses.

Si bien es cierto que el edificio que venía ocupando la cámara alta del Poder Legislativo Federal resultaba ya obsoleto para el adecuado funcionamiento de ese cuerpo colegiado y que casi la mitad de los senadores y senadoras despachaban en las oficinas conocidas como la sede del caballito, no entiendo la prisa por cambiarse al nuevo edificio cuando se sabía que todavía no lo terminaban.

Una serie de deficiencias y vicios ocultos han aflorado desde que nuestros llamados representantes populares, que de eso no tienen mucho, que generaron una polémica entre los propios legisladores y legisladoras e incluso se llegó a proponer que no se recibiera el edificio.

Revisemos el acumulado de las fallas habidas: retraso en la entrega de obras, falta de baños, estacionamiento insuficiente, vidrios, pisos y puertas rotas, instalaciones sin terminar, fallas en suministro de luz y agua, ausencia de señalización, anomalías en el aire acondicionado, puertas de emergencia obstruidas, elevadores descompuestos, inundaciones y goteras, falta de ventilación, interrupción del servicio de Internet, falta de antena para la telefonía celular, pisos sin terminar, falta de rampas y accesos para personas con capacidades diferentes y un largo etcétera.

¿Por qué aceptaron recibir en esas condiciones la nueva sede del Senado de la República?

Porque, tal vez, a la mayoría de quienes allí desempeñan la responsabilidad de representar al llamado Pacto Federal, les gusta estar en el cochinero.

Muchos de ellos son ex gobernadores que durante sus mandatos también hicieron un sinnúmero de obras inútiles, unas, mal hechas otras, costosísimas las, más, etcétera.

Lo malo es que el nuevo edificio para el Senado de la República costó más de lo que estaba originalmente programado y se construyó como si fuera una de esas obras impresionantes que vemos allá en los Emiratos Arabes, llenas de lujo y de audacia.

Estoy de acuerdo en que el Poder Legislativo Federal requiere de una sede digna y adecuada para que quienes lo integran, se desempeñen de la mejor manera durante su trabajo cotidiano.

Pero me parece una gran ofensa para el pueblo mexicano que nuestros llamados representantes populares se den esos lujos, cuando millones de personas están pasando hambre, frío y una existencia miserable.

¿Se sancionará a la empresa que construyó la nueva sede del Senado de la República?

Eso es lo que algunos legisladores quieren, pero en este país donde impera la impunidad, el influyentismo y la corrupción, no se puede esperar que eso suceda.

¿O sí?

La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx





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