jueves, 19 de enero de 2012

Temas y...avis raris

“No hay Humberto malo”, me dijo Humberto Moreira Valdés, cuando lo conocí personalmente durante un acto de campaña política a principios del 2011, aquí en la Terraza del Perla.



Y no sé si ahora con el asunto ese del endeudamiento macro del estado de Coahuila durante su mandato como gobernador, se pueda decir que si hay Humberto malo, pero ese no es el tema que abordo ahora en esta modesta colaboración.


La expresión la recordé porque hace unos días al comprar unas refacciones automotrices para mi vehículo en la Refaccionaria El Progreso, después de haber cubierto el importe de las mismas, recibí un telefonema para solicitarme que por favor pasara a la caja de la empresa porque había buenas noticias para mí.


Pensé en un almanaque u algún obsequio pues apenas recién habían concluido las fiestas de Navidad y Año Nuevo.


Pero no: grande fue mi sorpresa cuando uno de los empleados de la refaccionaria me dijo que me regresarían dinero porque habían cometido un error al momento de efectuar el cobro de las refacciones por mí solicitadas. Me cobraron de más.


Del 100 por ciento que había pagado, me regresaron el 50 por ciento.


Aproveché para darle las gracias al propietario de la refaccionaria, de nombre Humberto Osuna, mejor conocido como El Quilayo, quien se encontraba allí en ese momento.


Le dije que alguna ocasión, hace ya varios años, nos había presentado mi compadre y a la vez su compadre, Gabriel Renero durante una fiesta que mi tocayo organizó en su residencia allí por la Melitón Albáñez atrás de la secundaria que todos conocemos como la ETI 101, aquí en La Paz.


El Quilayo recordó de la época en que Gabriel buscó la candidatura a presidente municipal de Comondú y mencionó al ingeniero Miguel Angel Barberena Vega, quien fue gobernador de Aguascalientes y quien se desempeñó como delegado del CEN del PRI en la entidad en aquellos años, comienzos de los 80`s.


Después de recordar otros pasajes de la vida política de la entidad, le dije a Humberto que le daba las gracias por ese gesto de honestidad que había asumido su empresa.


Que era un ejemplo para sus empleados.


Y es que no todos actuamos de esa manera.


Precisamente, dos días antes, había dialogado yo brevemente con el ex gobernador Guillermo Mercado a quien saludé en el interior de la clínica del IMSS por la 5 de Febrero en esta ciudad capital.


Le dije que él no lo sabía, pero que aquella vez allá por 1995, cuando me habló personalmente por teléfono para decirme que sabía que yo manejaría con honestidad los fondos destinados al pago de la propaganda de los candidatos del PRI a diversos cargos de elección popular en esas fechas, yo le había regresado dos cheques al entonces presidente estatal del partido, por determinadas cantidades que el entonces enviado del CEN del PRI, Enrique Jackson Ramírez ya había cubierto a las empresas a las que se les adeudaba y que por ese motivo muy bien podría haberlos cobrado yo y ni quien dijera nada. Pero no tengo esas mañas,


Yo no sé si quien recibió los cheques que le entregué los volvió a depositar en las cuentas del PRI o los hizo efectivos, pero eso ya es otra historia.


Desde luego que Humberto Moreira Valdés ignoraba ese episodio y su expresión de que no hay Humberto malo, fue por otras motivaciones.


Para saber si los hay, tendríamos que revisar a todos los Humbertos del mundo y eso está cañón, como dice Jordi Rosado(debería comprarse un talco Johnson o Menem para que ya no ande rosado).


Por lo pronto, mi tocayo Humberto Osuna es un claro ejemplo de que, en efecto, como dijo Moreira, no hay Humberto malo.


La lectura es vida, lo demás…de los menos…hzr@prodigy.net.mx


















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