jueves, 16 de febrero de 2012

Temas y...in memoriam de VMLR

“Quiero que corras a ese hijo de su…del Humberto Zamora, ya me tiene harto de tantas mentiras en su columna de Semana Política”, le espetó el entonces gobernador del estado, Víctor Manuel Liceaga Ruibal a mi compadre don Daniel Roldán Zimbrón a la sazón propietario y director general del periódico diario La Extra que se editaba en esta ciudad capital.



“¿Mentiras Víctor? Le dijo don Daniel en un tono de desafío y le aseguró que él no me iba a correr, que si quería el gobernador, que él lo hiciera.


Fueron dos las ocasiones en que, en El Caimancito, Víctor Liceaga y don Daniel Roldán se dieron dos agarrones de pronóstico reservado relacionados con este tundeteclas.


Un día, degustando unos tragos en un conocido bar de la ciudad, don Daniel me platicó de sus pleitos con el entonces gobernador.


“Compadre: me has creado muchos problemas, pero debo reconocer que le has dado prestigio político y fuerza a mi periódico”, me dijo en tono afectuoso.


Ya había pasado aquel episodio cuando en una de mis columnas, en este caso Temas y sucesos, hablé de una estrategia que se había diseñado entre gente conectada con Víctor Liceaga para perjudicar al entonces dirigente de la Asociación Agrícola Local del Valle de Santo Domingo, Ricardo El Chato Covarrubias para evitar que participara como precandidato a la presidencia municipal de Comondú.


Fue tanto el enojo de Liceaga que al día siguiente no se publicó mi columna y entonces me retiré de La Extra, pero quedando en buenas relaciones con don Daniel.


El Chato, era uno de los políticos del Valle que más se habían identificado con Alberto Andrés Alvarado Arámburo, el eterno rival político de Liceaga Ruibal y eso no se lo perdonaba.


Además, Ricardo siempre estuvo confrontado con el grupo de amigos de Liceaga conocidos como Los 7 Sabios allá en el Valle: Víctor Peña Valles, Enrique Ríos Reyes, Hugo Bojórquez Peña, Marco Antonio Núñez Ochoa, Eduardo Hampl Herschner, Humberto Gutiérrez Briceño y Rodimiro Amaya Téllez.


En más de una ocasión, cuando ya El Chato despachaba como presidente municipal, los amigos de Liceaga le exigieron que lo inhabilitara. Clamaban venganza, pero no lo lograron.


En mi caso, a pesar de todo, yo nunca tuve resentimientos para con Víctor Liceaga.


Ya he narrado en este espacio que un día, desde Ciudad Constitución, le hablé allá a la capital del país a su casa siendo diputado federal para felicitarlo porque él sería el candidato a la gubernatura del estado. Fue durante el mes de julio de 1986.


Cuando Pepe Miramontes me lo pasó al teléfono, le dije que lo iba a destapar en una nota que pasaría al aire por XENT, como el virtual precandidato a la gubernatura.


Intrigado Liceaga me pidió que no lo hiciera, me preguntó que quién me lo había dicho y que no dijera nada.


La persona que me había dado el tip, era uno de los políticos de más alto peso en este país en ese momento y él había visto palomeado el nombre de Víctor Manuel Liceaga Ruibal entre los candidatos que el PRI lanzaría ese año para varias gubernaturas.


“Es un político mochito, le falta un brazo”, diría aquel personaje.


El lunes pasado, cuando me dirigía al periódico, escuché a Miguel Angel Ojeda que daba a conocer el fallecimiento a causa de un ataque al corazón, de Víctor Liceaga.


Por eso, el tema de hoy.


Un diciembre, cuando Liceaga solía reunirse con sus amigos, me invitaron por primera y única vez a su casa.


Allí tenía la cabeza de un venado disecada y con tres patas, únicamente.


“Licenciado”, le dije, “bien dicen que las cosas se parecen a su dueño”.


“!Cómo eres ca….!”, me dijo.


La lectura es vida, lo demás es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx












No hay comentarios:

Publicar un comentario