domingo, 16 de junio de 2013

Temas y...Genaro, el justiciero

Bien dice el refrán: “Caras vemos, corazones no sabemos”.

Y ese dicho parece acomodarle muy bien al ministro, en retiro, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Genaro Góngora Pimentel.

Según trascendió el mes pasado, el hombre de leyes tuvo problemas conyugales que derivaron en el encarcelamiento de su ex esposa, Ana María Orozco.

Y, aunque el asegura que no influyó en los jueces, la madre de sus dos hijos, fue a dar con todos sus huesos a la cárcel, de manera muy rápida.

Lo curioso del caso es que él la acusó de fraude y si no utilizó sus influencias de ministro de la SCJN, entonces el juez que llevó el caso, quiso quedar bien con su superior dándole celeridad al expediente y mandando a chirona a la demandada, en menos de lo que canta un gallo.

Algo así como lo que pasó con el escándalo ese que se conoció como la Lady Profeco y en el que la hija de quien venía desempeñándose como titular de esa dependencia federal, ordenó que empleados de la misma, de alto rango, clausuraran un restaurante en el que no le quisieron dar el servicio que exigía, porque no era posible.

Los servidores públicos involucrados, quisieron quedar bien con su jefe actuando de inmediato y acudieron al lugar para actuar en consecuencia, no obstante que era domingo.

Ya sabemos que el chistecito le costó a ellos y a su ex jefe, la chamba.

Pero en este caso en el que está inmiscuido el señor ministro en retiro, me late que sí utilizó el poder de su firma, como dice el comercial, para que su pareja sentimental fuera sometida a un proceso judicial Fast track y poder privarla de su libertad en un breve tiempo, cuando, normalmente, los líos de este tipo llevan meses y, a veces, años en resolverse.

Parece ser que el motivo que inició este lío jurídico tiene que ver con la pensión que la señora Orozco exigía a quien había sido su esposo y que serviría para la manutención de los dos hijos que procrearon y que, por cierto, tienen Autismo.

La pensión que, sería algo así como el 35 por ciento del sueldo que devenga el ex ministro de la SCJN alcanzaba los 116 mil pesos, pero los encargados de aplicar la justicia manipularon la ley para reducir esa pensión a tan sólo 50 mil pesos.

Este asunto provocó que hasta el famoso ticher López Dóriga, dijera que lamentaba profundamente que quien fuera su maestro en la UNAM, no se tentara el corazón para encarcelar a su ex pareja sentimental.

Dice Góngora Pimentel que se dejó llevar por las emociones ante el desconcierto que vivían sus hijos luego de la separación de él y su ex.

Pero es preocupante esta expresión porque entonces uno tendría que preguntarse, cuántas veces, de las ocasiones en que tuvo que emitir su voto como ministro de la SCJN al dictar sentencia sobre algún asunto discutido en la Sala Superior o incluso durante toda su carrera judicial, lo hizo llevándose por las emociones y no por el imperio de la ley.

No recuerdo con exactitud el año, pero una ocasión, siendo presidente de la SCJN, Genaro Góngora Pimentel asistió a una reunión acá en La Paz.

Un amigo que es pastor de una Iglesia protestante, me platicó que le había tocado la suerte de compartir mesa con este importante personaje del Poder Judicial y que le había causado una grata impresión.

Ahora, debe sentir vergüenza, como López Dóriga.

Por eso, aquello de “caras vemos, corazones no sabemos”.

La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx





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