jueves, 4 de julio de 2013

Temas y...mi sentido pésame

No sé con exactitud cuándo cerró sus puertas, pero de repente, una noche que estacioné mi auto por la zona, me di cuenta de que el local donde operaba una librería en el centro de esta ciudad capital, está vacío.
Ese día, también yo me sentí un tanto vacío.
A mí, cuyo lema de esta columna es la lectura, me dio tristeza la desaparición de esa librería.
Quiero creer que el cierre debió obedecer a que sus propietarios se vieron arrastrados por ese especie de tsunami que ha venido cerrando negocios en el primer cuadro de la ciudad capital, también conocido como Centro Histórico.
Pero otro factor que debió orillar a los libreros a cerrar las puertas de su negocio, pudo haber sido el que los avances tecnológicos, están convirtiendo a las librerías, prácticamente, en piezas de museo.
Ahora, prácticamente todo está en la Internet.
Hasta los libros.
Existen aparatos, llamados gadgets que se venden para leer libros electrónicos vía Internet, aunque todavía su número es muy bajo en este país.
México, es un país que lee poco.
Por eso fue que recorté mis colaboraciones en este espacio.
Las estadísticas son contundentes: según la OCDE de 108 países en los que se levantó una encuesta sobre los niveles de lectura de libros, ocupamos el lugar ¡107! Arrojando el promedio de 2.8 libros leídos por año.
El poeta español, Pedro Salinas, dijo que somos leedores, no lectores.
Es decir, que leemos, pero no comprendemos lo que leemos y además los índices de lectura de El Libro Vaquero, las Fotonovelas, revistas del Corazón a las secciones deportivas y policiacas de los periódicos, son mayores que la lectura de libros.
Con la intención de que los mexicanos y mexicanas leamos más libros, en el 2008, se promulgó la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, estableciéndose un precio único para los libros, pero resulta que los distribuidores llevaron este tema hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación y allí está todavía esperando una resolución de ese órgano colegiado.
Tal vez se tenga razón en aquello de que el precio único de los libros está pensado para el Distrito Federal, porque las distancias a los centros de distribución y venta en el país obligan a incrementar los precios y por ello la inconformidad de quienes los venden al menudeo.
Empero, lo que sí es importante es que se busquen los mecanismos más efectivos que permitan impulsar, por un lado a que haya más lectores de libros y por el otro a incentivar a los autores e impresores, a que haya más volúmenes.
Aunque con esto de la Internet, se ve cada vez más difícil el panorama.
¿Cuál liberaría sigue?
Es pregunta.

La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx



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