jueves, 14 de noviembre de 2013

Temas y...!Ah, La Quina!

El pasado lunes, a temprana hora falleció el que durante poco más de tres décadas fue líder nacional del sindicato de Petróleos Mexicanos, Joaquín Hernández Galicia, un personaje del que las nuevas generaciones no escucharon hablar, pero del que no se puede dejar de comentar en un espacio periodístico.
Conocido más con el mote de La Quina, don Joaquín logró construir durante 31 años, un imperio político y económico en su natal Tampico que lo llevó a hablarse de Tú con varios Presidentes de la República.
Era una especie de cacique sindical dueño de haciendas y vidas.
Imponía candidaturas a cargos de elección popular en todos los niveles.
Daba audiencias públicas y en sus oficinas del SNTPRM en Tampico, parecían romerías o procesiones de la Virgen de Guadalupe.
Precisamente, hace unos días, vino a mi oficina un ex integrante, ya jubilado, del Sindicato Unico de Trabajadores de la Industria Nuclear, el Sutin, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Este ingeniero físico nuclear, quien está radicando acá en BCS, vino con la intención de explorar la posibilidad de una colaboración para este diario y dentro de la plática, surgió el tema de los sindicatos de la UNAM y contó la anécdota:
Resulta que el SUTIN, al igual que el STUNAM y otros sindicatos universitarios, estaban muy estigmatizados por los gobiernos priistas.
La situación era tan complicada que llegó el momento en el que el Sutin no disponía de recursos financieros para sus actividades principales y para desplegar algunas acciones que se requerían para consolidarlo.
Fue entonces que la directiva, en la que figuró el personaje que vino a mi oficina, decidió ir a visitar a La Quina a Tampico, para solicitarle apoyo económico.
Ellos sabían que don Joaquín Hernández Galicia era un líder sindical que gustaba de apoyar diversas causas y que no tenía limitaciones económicas. A Carlos Jonguitud Barrios le había dicho que disponía de 18 mil millones de pesos para enfrentar al entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari para que no los “chingara” a ambos, lo que finalmente ocurrió.
Cuando llegaron al cuartel general de La Quina, en Tampico, había una enorme fila de personas que buscaban entrevistarse con el poderoso líder petrolero.
Al estar frente a él, les peguntó que cuál era el motivo de su visita y a qué organización pertenecían. Le dijeron que al Sindicato Unico de Trabajadores de la Industria Nuclear y el habilidoso líder les dijo que cómo se les ocurría ir a pedirle apoyo si ese era uno de los sindicatos identificados con el comunismo y el socialismo que más atacaba a la CTM y que también lo habían atacado a él meses antes.
Sin embargo, no se amilanaron y le dijeron que sabían que él era la única persona que podía apoyarlos económicamente.
“¿Cuánto necesitan?”, les preguntó.
Le dijeron que un millón de pesos y entonces respingó y dijo que eso era mucho dinero que para qué lo querían.
Llamó entonces a uno de sus ayudantes y le pidió que le trajera 350 mil pesos en efectivo.
“Es con lo que les puedo ayudar y que Dios los bendiga”, les dijo.
Ellos le comentaron que no podrían salir con ese dinero a la calle porque eran muchos billetes y que podrían asaltarlos. Entones, don Joaquín le pidió a otro de sus ayudantes que hablara a uno de los hoteles más lujosos de Tampico y que ordenara habitación y comida para la comitiva del Sutin, pero les advirtió que nada de bebidas embriagantes –él prácticamente no tomaba y a lo más consumía una copita de vino o una cerveza en las comidas- ni de putas.
Los 350 mil pesos fueron como una bocanada de oxígeno para los del Sutin.
Así se las gastaba el fallecido Joaquín Hernández Galicia, alias La Quina.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx


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