jueves, 18 de febrero de 2010

Temas y sucesos

Decía don Francisco King, pionero de la radio y la televisión en Baja California Sur, que él no tenía enemigos sino adversarios.
Esa expresión siempre me pareció interesante aunque nunca tuve la oportunidad de cuestionar a don Pancho el por qué si en el fondo significaban lo mismo.
A mi también no me gusta cuando alguien me pregunta que si tengo enemigos.
Les digo que prefiero que utilicen el término adversarios.
Pero ¿no es lo mismo?
La etimología de la palabra enemigo nos indica que viene del latín In-amicus que significa no amigo y hace referencia a que eso era para un romano, un enemigo. “Simplemente alguien con el que no estaba obligado a nada, porque ni era de los suyos, ni se había obligado a él mediante ningún pacto, y por consiguiente ya tenía alguien a quien violentar y saquear. Si no hubiese sido así, si Roma para emprender una guerra hubiese tenido que esperar a que la atacasen, nunca se hubiese formado el Imperio.Esa misma es la palabra que nosotros utilizamos en un sentido mucho más restringido. En nuestra cultura y en nuestro sistema de valores, enemigo es el que te agrede, el que busca tu perdición, no el que te es indiferente”.
La palabra adversario tiene como sinónimos las palabras, enemigo, rival, contrario y la etimología nos dice que proviene de adversarius que significa ir contra y equivale a enemigo, rival.
Quiero pensar con don Pancho King sabía el significado de ambas palabras y que en el fondo nos remitían a lo mismo, pues era un hombre inteligente y letrado, pero tal vez lo que buscaba en esa expresión era suavizar el término, es decir que adversario se escucha más amable que enemigo.
¿Usted tiene enemigos, o adversarios?
Es obvio que todos los hemos tenido a lo largo de nuestras vidas, principalmente en actividades culturales o competencias deportivas.
Cuando fui niño y adolescente recuerdo que tuve un adversario en la lectura rápida.
En la escuela primaria siempre obtuve el primer lugar.
Y creo que hasta un récord de Guinnes alcancé pues un día promedié casi 430 palabras con la lectura de El Niño Artillero.
Había un comerciante en mi pueblo que nos hacía competir, ofreciéndonos una recompensa de dulce y golosinas y casi siempre derroté a mi oponente.
Y así fui venciendo adversarios o enemigos. Enemigos o adversarios.
Pero un filósofo universal dijo que el enemigo más difícil de vencer es el enemigo interno que todos llevamos dentro.
Y tuvo razón.
Ese enemigo es el que, en mi caso, todos los días combato para ser alguien distinto a lo que he sido.
Más sin embargo, no he logrado derrotarlo del todo.
Constantemente regresa con más fuerza y me doblega.
No por nada adversarius se liga mucho con cosas demoníacas.
Con Satanás como el adversario de Dios.
Y a la mejor cuando decía don Pancho King que él no tenía enemigos sino adversarios, no sabía bien a bien el significado de esta última palabra o su relación con el señor de los avernos.
La lectura es vida, lo demás…es lo de menos…hzr@prodigy.net.mx

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