sábado, 13 de febrero de 2010

El Príncipe y mi sobrina

¡Qué contrastes tiene la vida!
Vea un lado de la moneda, el anverso:
Leo una nota que dice que un príncipe saudí compró un avión Airbus en 160 millones de libras esterlinas, unos 320 millones de dólares.
En ese avión, va a invertir 90 millones más de libras, es decir unos 184 millones de dólares más para acondicionarlo a su gusto.
El multimillonario príncipe gastará 30 millones de dólares tan solo en aplicar una capa de pintura ¡con oro!
Pretende instalar a bordo del avión, un comedor para 14 personas con cortinas que imiten las carpas del desierto así como un sauna con jacuzzi.
El baño, además estará dotado de sensores de forma tal que el agua no se desborde cuando el avión atraviese alguna zona de turbulencia mientras el príncipe se esté bañando.
Cada dormitorio en el interior de la aeronave tendrá su propio cuarto de baño y los invitados del príncipe podrán comunicarse en todo momento con el personal de servicio que estará en la parte trasera del avión.
Ha pedido que en el piso superior, se instale un cine con butacas del color de las dunas del desierto, un gimnasio y varios dormitorios.
Su propio dormitorio, el más lujoso, tendrá en el centro una cama enorme adornada con colgaduras de seda que imitarán una tienda de beduinos.
Este príncipe árabe es tan inmensamente rico que se ubica en el lugar 13 de los que tienen más dinero en el mundo según la revista Forbes.
Vea ahora el reverso de la moneda:
Un día de la semana pasada, cuando ya se disponían a dormir, la hija de una sobrina que viven en El Salto, Durango, le dijo a su mamá que olía fuertemente a gas.
Se encontraban en el piso superior de su casa donde también funcionaba un laboratorio dental y una pastelería por lo que en esa área había entre 5 y 6 cilindros de gas.
Cuando mi sobrina fue a corroborar por qué olía tanto a gas fue y encendió la luz en el laboratorio y en ese momento se produjo una fuerte explosión.
Tal vez usted no lo sepa pero siempre que se enciende la luz se producen pequeñas chispas que casi no son perceptibles.
El gas LP que había escapado de uno de los cilindros defectuoso, ya había consumido todo el oxigeno y era cuestión de encender un cerillo o provocar la mas pequeña chispa para que se produjera la terrible explosión.
Janet, que así se llama mi sobrina, sufrió quemaduras en el 50 por ciento de su cuerpo y por fortuna sus hijas que se encontraban en el piso superior de la casa no sufrieron daño alguno.
Las instalaciones y equipo del laboratorio y la pastelería quedaron desechos.
Todo se perdió. Era una fuente de trabajo familiar.
Ahora enfrentan el terrible problema de levantar otra vez esos pequeños negocios que tantos sacrificios les costaron.
No será nada fácil conseguir créditos bancarios u otro tipo de apoyos financieros para recuperar lo perdido.
Lo bueno es que no hubo pérdidas de vidas y eso si que es una bendición.
Si tan sólo unos cuantos miles de dólares de los millones que va a gastar el príncipe árabe en la compra y acondicionamiento de su avión los destinara, como una especie de crédito, a apoyar a Janet y los demás familiares para superar su desgracia, su futuro no sería tan incierto...
La lectura es vida, lo demás...es lo de menos...hzr@prodigy.net.mx

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